Los sumerios y asirios utilizaban un hueso extraído del talón de animales denominado astrágalo o talus, que tallaban para que pudieran caer en cuatro posiciones distintas. Los juegos con dados se originaron en los tiempos del Imperio Romano, aunque no se conoce apenas las reglas con las que jugaban. Uno de estos juegos, denominado "hazard", palabra que en inglés y francés significa riesgo o peligro, fue introducido en Europa con la Tercera Cruzada. Las raíces etimológicas del término provienen de la palabra árabe "al-azar", que significa dado.
Las apuestas deportivas comenzaron en la civilización griega, hace más de dos mil años. Fueron los responsables de comenzar a apostar en sus disciplinas favoritas. Años más tarde los romanos se hicieron suya esta costumbre, hasta derivar en un negocio, realizándose apuestas en los circos romanos, con los gladiadores como protagonistas. Fue, sin embargo, durante los siglos XVIII y XIX, cuando esta practica comenzó a sumar adeptos.
Alrededor a 1780, aparece el juego que ha llegado a nuestros días. Las apuestas se realizaban en carreras de caballos y galgos y su despegue definitivo tuvo lugar en Inglaterra, la verdadera cuna de las apuestas, llegando a Estados Unidos medio siglo después.
Con la aparición de las casas de apuestas, las apuestas deportivas empezarón su expansión a otros deportes. Sin embargo, la gran revolución del mercado de las apuestas deportivas tuvo lugar a principios de la primera década del siglo XXI. Gracias a la irrupción de Internet en este sector. El juego online ha marcado un antes y un después en el mundo de las apuestas deportivas. A partir de ese momento, se produjo un crecimiento exponencial de la cantidad de compañías en el sector, la facturación del mismo y el comportamiento y prácticas del consumidor.
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